COVID-19 se vincula con nuevas crisis epilépticas


Deborah Brauser

COVID-19 se vincula con nuevas crisis epilépticas y desenlaces adversos subsiguientes, incluida la muerte, en pacientes sin antecedente de epilepsia, muestra nueva investigación.

En un estudio retrospectivo de más de 900 pacientes ingresados en el hospital con COVID-19, los que no tenían antecedente documentado de epilepsia tuvieron tres veces más probabilidades de presentar nuevas crisis epilépticas que aquellos con dicho antecedente.

Además, en pacientes con crisis de presentación inicial las hospitalizaciones fueron aproximadamente 15 días más prolongadas y las tasas de mortalidad fueron significativamente más altas.

«Estamos observando que las infecciones por el SARS-CoV-2 pueden tener muchas consecuencias neurológicas, y es importante que los médicos tengan esto presente cuando efectúen seguimiento a largo plazo a los pacientes», indicó a Medscape Noticias Médicas el investigador del estudio, Dr. Neeraj Singh, neurólogo y epileptólogo del Northwell Health System, en Great Neck, Estados Unidos.

El Dr. Singh señaló que aun cuando las crisis epilépticas «podrían no ser lo que vemos con más frecuencia en personas con COVID-19, parecen ser nuevas crisis epilépticas y no episodios recurrentes en alguna persona con epilepsia ya documentada».

«Por consiguiente, definitivamente ahora existe la necesidad de más investigación prospectiva y de seguimiento de las personas por más tiempo, para comprender bien los diferentes aspectos que podrían ser un nuevo problema para ellas a largo plazo», añadió.

El Dr. Singh y Hardi Bhaskar, estudiante de pregrado del Hunter College, en Nueva York, Estados Unidos, presentaron los hallazgos del estudio en el Congreso Anual de la American Academy of Neurology (AAN) de 2021, que tuvo lugar de forma virtual.

Muestra más grande hasta la fecha

«En este estudio se explora la relación entre la presentación de infecciones por COVID-19 y nuevas crisis epilépticas en la muestra más grande recopilada hasta la fecha en un solo sistema hospitalario con sede en Nueva York», señalaron los investigadores.

Las crisis epilépticas «nuevas» incluyeron crisis de aparición inicial y las intercurrentes. Las crisis de aparición inicial son las que ocurren en pacientes sin antecedente previo de epilepsia, mientras que las crisis intercurrentes se presentan en pacientes que tienen dicho antecedente.

El Dr. Singh manifestó que el «epicentro inicial» de la pandemia de COVID-19 fue en la ciudad de Nueva York y ocurrió del 29 de febrero al 1 de junio de 2020. Pacientes con COVID-19 tuvieron múltiples secuelas neurológicas, incluidas crisis epilépticas, ictus y encefalopatía.

Sin embargo, «siguen sin aclararse» los efectos de la COVID-19 en individuos con epilepsia, destacó el Dr. Singh.

Para el estudio los investigadores evaluaron 917 pacientes en 13 hospitales del área metropolitana de Nueva York. Todos los participantes habían tenido un resultado positivo en la prueba para COVID-19 confirmado mediante reacción en cadena de la polimerasa y se les había administrado un fármaco antiepiléptico al ingreso. Los pacientes fueron ingresados entre el 14 de febrero y el 14 de junio de 2020.

Para el estudio los pacientes fueron divididos primero en dos grupos: los que tenían antecedente de epilepsia (n = 451) y los que no tenían dicho antecedente (n = 466).

El primer grupo se subdividió teniendo en cuenta los que presentaban crisis epilépticas intermitentes y los que no las presentaban. El segundo grupo se subdividió en los que presentaban crisis nuevas y los que no las presentaban.

Desenlaces adversos significativos

Los resultados demostraron que 27% de los pacientes sin antecedente de epilepsia presentaron una crisis nueva o de aparición inicial, y que 11% de los pacientes con antecedente de epilepsia presentó una crisis nueva/intermitente (odds ratio [OR]: 3,15; p < 0,0001).

Además, los participantes con crisis de aparición inicial tuvieron hospitalización más prolongada (media: 26,9 días) que el subgrupo con antecedente de epilepsia y sin crisis intercurrentes (10,9 días) y el subgrupo con antecedente de epilepsia experimentó crisis epilépticas intercurrentes (12,8 días; p < 0,0001 para ambas comparaciones).

En el grupo de pacientes con antecedente de epilepsia no hubo diferencias significativas en la duración de la hospitalización entre los que tenían y los que no tenían crisis intercurrentes (p = 0,68).

Aunque las tasas de mortalidad no tuvieron diferencias significativas en todo el grupo con antecedente de epilepsia frente al grupo sin epilepsia (23% frente a 25%; OR: 0,9), la tasa de mortalidad fue más alta de manera estadísticamente significativa en pacientes que presentaron crisis epilépticas nuevas que en los que no las experimentaron (29% frente a 23%; OR: 1,14; p = 0,045).

Bhaskar señaló: «Hay muchas hipótesis sobre el mecanismo por el cual la COVID-19 podría causar crisis epilépticas». Uno de estos mecanismos puede ser la tormenta de citocinas proinflamatorias, que aumenta la tasa de apoptosis, necrosis neuronal y concentraciones de glutamato y pueden alterar la barrera hematoencefálica. Otra hipótesis es que la infección por el SARS-CoV-2 puede dar lugar a hipoxia y alteraciones de la coagulación, lo que origina ictus y aumento subsiguiente en el riesgo de crisis epilépticas.

Curiosamente, «la administración de fármacos antiepilépticos en pacientes con epilepsia puede conferir efecto protector contra las crisis epilépticas intercurrentes. Sin embargo, algunas crisis leves pueden diagnosticarse incorrectamente como encefalopatía cuando los pacientes presentan COVID-19», señaló el Dr. Singh.

Añadió que se necesita más investigación sobre los mecanismos que vinculan estas infecciones y las crisis epilépticas de presentación inicial y para «identificar crisis epilépticas leves en pacientes con encefalopatía».

Al cuestionar si los investigadores habían evaluado las diferencias conforme a características demográficas, como edad o sexo, el Dr. Singh indicó: «No los hemos subdividido de esa manera todavía, pero nos gustaría hacerlo en el futuro». También tiene planeado analizar con más detalle qué fármacos específicos utilizaron los participantes.

Fuente Medscape